
La fibromialgia, fatiga y enfermedades asociadas al dolor crónico, son patologías que suelen instaurarse de forma progresiva, comenzando con problemas locales; dolores lumbares, dorsales, de una cadera, entre otros, para ir incrementándose hasta hacerse generalizados y suelen presentarse con otros síntomas como cefaleas, problemas de concentración, sueño irregular y no reparador, adenopatías del cuello, malestar profundo post-esfuerzo. Los síntomas intestinales son una constante, con alteraciones del ritmo intestinal, estreñimiento o crisis diarreicas.
Para todo lo nombrado anteriormente, podríamos aplicar la siguiente frase: “que tu alimento sea tu primer medicamento”. Lo dijo Hipócrates hace 24 siglos, y desde entonces muchos le han dado la razón.
Para que el cuerpo sea capaz de mantener su homeostasis, su equilibrio, es preciso aportarle de forma regular una serie de nutrientes a partir de los alimentos. No hay ningún alimento (excepto la leche materna para el bebé los primeros meses de vida) que sea capaz por sí sólo de proporcionar todos los nutrientes necesarios. Por lo tanto, va a ser a partir de la combinación y proporción adecuada de los diferentes grupos de alimentos, de donde vamos a obtener aquello que el organismo precisa.

A continuación, te proponemos una serie de alimentos que pueden ayudar en este proceso:
Radicales libres y antioxidantes. ¿Cómo te influyen?
Las células de nuestro organismo están en una constante actividad en la que intervienen los llamados radicales libres y los antioxidantes. Mientras que los primeros provocan la oxidación, envejecimiento y destrucción temprana de los grupos celulares, los segundos pueden conseguir neutralizar ese nefasto efecto. Es necesario acordarse de estos últimos a la hora de escoger los alimentos que ingerimos para no provocar un mayor deterioro del estado físico.
Antioxidantes
La única manera de contrarrestar el exceso de radicales libres es recurriendo a ciertos nutrientes. Cuanto más alto es el nivel de antioxidantes presentes en nuestro organismo, más tiempo estaremos protegidos del daño oxidativo. En personas con neuropatías (inflamación dolorosa y destrucción del nervio y de las terminaciones nerviosas) se han encontrado niveles disminuidos de antioxidantes.
Antioxidantes que te conviene tomar:
Vitamina C: La encontrarás en verduras y frutas cítricas de preferencia (limón, naranjas, manzanas, ciruelas, piñas, kiwi).
Vitamina E: Aceites vegetales (oliva, soja, palma, girasol, etc.), frutos secos como almendras y nueces, cereales integrales, semillas y verduras de hoja verde.
Carotenoides: Verduras y frutas de color amarillo y naranjo como zanahorias, zapallo, duraznos, melón, papaya, mango, damascos, naranjas, mandarinas, piña y en menor cantidad en verduras de hoja verde como espinacas, brócoli, coles, achicoria y berros.
Selenio: Si incluyes en tu dieta pescado, productos lácteos, frutos secos, cebolla, ajo, tomate o brócoli, tendrás el aporte necesario de este mineral. Su carencia provoca debilidad y dolor muscular.
Aporte de calcio y magnesio, básicos en Fibromialgia.
Calcio: Una baja concentración de calcio en sangre produce espasmos musculares. La dosis diaria necesaria se garantiza tomando, como mínimo, 2 – 3 porciones de lácteos al día (1 taza de 200 cc de Leche descremada líquida o 4 cdtas Leche descremada en polvo o 1 rodela de quesillo o 1 yogurt sin sabor bajo en grasas)
Magnesio: Ayuda a los impulsos nerviosos y es muy importante para la contracción muscular. Se ha comprobado que gran parte de los pacientes con Fibromialgia tienen una deficiencia de este mineral. También se sabe que su carencia produce apatía, debilidad, calambres y estremecimientos musculares e interrupción en el proceso de producción de energía del cuerpo. Come verduras de hoja verde, cacao, nueces, mariscos, cereales integrales, legumbres o higos secos con frecuencia y tendrás asegurada esa dosis.
Alimentos y estados anímicos
Los alimentos que consumimos cada día pueden influir enormemente en nuestro estado de ánimo. Algunos de esos alimentos son capaces de inducir al sueño, otros de provocar mayor alegría e incluso de aliviar el dolor.
¿Qué es el triptófano?
Es un aminoácido que el organismo utiliza para sintetizar serotonina, un neurotransmisor que cuando están las cantidades adecuadas calma la mente, mejora el ánimo y ayuda a inducir el sueño. En los pacientes con Fibromialgia los niveles de serotonina son más bajos de lo normal, lo que pudiera explicar algunos de los trastornos que padecen.
Dónde encontrarlo:
Una importante fuente de triptófano son los alimentos como carne (pollo, pavo), pescados (salmón, atún), huevos, lácteos, frutos secos, cereales (en especial integrales, arroz y avena), frutas (plátano, piña, ciruelas), verduras (berros, espinacas, zanahoria, apio, brócoli).
Los lípidos o aceites esenciales: Omega 3
El consumo de éstos alimentos es básico para conseguir un adecuado estado de salud o una mejoría de una determinada dolencia. Distintos estudios han relacionado el consumo de ácidos grasos esenciales, y sobre todo el Omega-3, con la mejora del estado neurológico, menor depresión, relación con una mayor producción de serotonina y no sólo eso, estos aceites son capaces de generar sustancias en el organismo que pueden hacer mejorar considerablemente, incluso casi desaparecer en algunos casos, los procesos inflamatorios.
Fuentes: pescados (salmón, caballa, arenque, atún, sardinas), aceite de chía, linaza, semillas de chía y linaza).
El “azúcar natural”
Los niveles bajos de azúcar, o mejor dicho de glucosa, en la sangre se relacionan con irritabilidad, debilidad muscular, temblores, dolores de cabeza, depresión y cambios de humor. De ahí que muchas personas sienten la necesidad de consumir productos dulces. Pero no son éstos los más adecuados porque su consumo además de ser un factor de riesgo de diversas enfermedades, su exceso puede provocar agresividad e hiperactividad.
Los azúcares presentes en la fruta (fructosa o glucosa) sí son recomendables con moderación porque son hidratos de carbono y constituyen una fuente excelente y rápida de energía. La miel, la leche (lactosa) y las verduras dulces como la zanahoria, betarraga y zapallo también contienen azúcares beneficiosos.
En el caso del chocolate al parecer este aumenta los niveles de serotonina (se le conoce como el antidepresivo natural) y de endorfinas en el cerebro, y por ello puede provocar cierta sensación de bienestar. No puede considerarse un mal alimento porque tiene poder nutritivo: el chocolate amargo es una buena fuente de hierro y magnesio y todos los tipos de chocolate contienen potasio. Pero hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos son, también, muy ricos en grasas y que tienen compuestos que actúan como estimulantes. Este último detalle puede ocasionar que, en personas especialmente sensibles, se desencadenen reacciones adversas como ocurre en aquellos que suelen padecer migrañas. Es un claro ejemplo de que, a la hora de consumir este producto, cada uno debe remitirse a sus experiencias previas con él y, por supuesto, no caer en el exceso
Entonces, la recomendación es a planificar un cambio de a poco, por ejemplo, cada semana hasta dejar de lado, paulatinamente y sin que suponga un sobreesfuerzo, todos y cada uno de los hábitos que pudieran contribuir a un peor estado de salud
Uno de los riesgos de padecer una enfermedad crónica, además de las posibles complicaciones de la misma, es el acostumbrarse a ella. En este caso, acostumbrarse a tener el dolor como compañero perpetuo. Pero es preciso huir del conformismo. Teniendo en cuenta el tipo de enfermedad de la que hablamos (de la que se sabe aún muy poco y para la que no existen tratamientos específicos), conseguir una mejoría, por pequeña que sea, supone un gran avance. Alimentarse adecuadamente puede contribuir a que esa mejoría se produzca.
